martes, 9 de noviembre de 2010

Protección especial al Trabajo Menores.

Sábado 17 de febrero de 2007 | Publicado en edición impresa

Noticias de Comunidad: Niñez en riesgo. Infancia en venta
En la Argentina, más de un millón y medio de chicos, de entre 5 y 14 años, realiza alguna forma de trabajo, que puede incluir la mendicidad, la venta callejera o la separación de basura en las ciudades
Son las 23 de un lunes, aunque para Esteban no importa el día, porque él pide en la misma esquina  todo el año. “Tengo que hacer 30 pesos y me puedo ir”, confiesa con apenas 8 años, mientras limpia el farol de un auto.
La infancia es considerada la etapa de la vida más importante, que generará los cimientos sobre los que se sostendrá el adulto. En nuestro país miles de niños ofrecen flores, estampitas, hacen malabares, limpian vidrios, juntan cartones o piden monedas. Así transita la rápida y violenta autopista hacia la adultez.
Se calcula que más de un millón y medio de chicos entre 5 y 14 años trabajan en nuestro país. Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en el mundo son 271,7 millones los chicos de entre 5 y 17 en esa situación.
Legalmente, el trabajo de los niños menores de 14 está prohibido en la Argentina y se lo considera una vulneración de derechos, en especial a la salud, la educación y el juego, que se hallan protegidos por la Convención Internacional de los Derechos de los Niños y la ley nacional Nº 26.061 de protección Integral de las Niñas, Niños y Adolescentes.
El trabajo considerado adolescente entre los 14 y 18 años se encuentra protegido legalmente, pero no debe realizarse en horarios nocturnos ni prolongados, en condiciones peligrosas o que afecten el desarrollo de los mismos.
“Cuando existe trabajo infantil comienza una red de vulneración de derechos –dice Victoria Martínez, directora nacional de Asistencia Directa a Personas y Grupos Vulnerables, de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación–. El enfoque de derechos del niño implica tener una visión integral; uno no puede restituir un derecho afectando otro. Hay una gran necesidad de políticas integrales, y si bien el Estado se está ocupando de los problemas del niño, nos falta integralidad.”
Síntoma de pobreza
Con esto concuerda Susana Santomingo, secretaria técnica de la Coordinadora de Centrales Sindicales del Cono Sur. En 2000 crearon la Comisión para la Erradicación del Trabajo Infantil (CETI), y ella afirma que “hay voluntad política, pero el nivel de respuestas es insuficiente. Son como quioscos con superposición de servicios y deficiente distribución de la inversión e infancia”.
El trabajo infantil es uno de los síntomas más elocuentes de la pobreza. “Pero el crimen comienza cuando le sacas el trabajo al padre. Los chicos están mal porque el modelo económico no permite el desarrollo de la infancia”, explica Alberto Morlachetti, creador de la Fundación Pelota de Trapo, que trabaja con chicos en la zona de Avellaneda. Y reflexiona: “¿Dónde hay familia?
Entras en una casa y no hay ni una mesa. Para restituir la mesa tenés que devolver al papá, y para devolver al papá hay que darle un trabajo con salario digno”.
Pero no sólo la pobreza empuja a estos jóvenes. En muchos casos, salir a la calle parece una alternativa de búsqueda de un lugar más gratificante que el de origen. Abuso, violencia, adicciones, llevan a que muchos chicos crean que es mejor estar en la calle que en sus propias casas.
Comunidad recorrió las calles de la ciudad junto con Jesús, uno de los operadores de calle del GCBA. El todos los días recorre un circuito diferente. “No es fácil, pero yo hablo el mismo idioma que estos chicos, porque nací y me crié en la villa La Zavaleta, en Nueva Pompeya.
Los ves solos, pero no lo están. Siempre alguien los regentea y les saca la plata. Muchos chicos tienen miedo y no te dicen nada. Hay casos en que les das un alfajor y ni siquiera se lo comen.
He visto de todo y siempre pienso lo mismo: esto es lo que veo y de lo que me entero, no me quiero imaginar lo que no veo”, cuenta preocupado. Culturalmente existe la creencia de que la incorporación de niños al mundo laboral es positiva ya que el trabajo infantil es visto como una manera de preparación para la futura vida adulta.
En las provincias es muy común ver a los niños acompañar a sus padres a las cosechas. Muchas veces consideran que trabajando desde niño se aprenderá mejor la tarea que acompañará su vida.
El ministro de Trabajo de la provincia de Buenos Aires, Roberto Mouilleron, opina que buscar eliminar el trabajo infantil es un fenómeno bastante nuevo. “Hace 10 años todos mirábamos para el costado. Hoy el trabajo infantil deja de ser un problema de relación laboral para ser un problema social.”
El mundo mira ya anestesiado esta situación, como parte del paisaje cotidiano. Martin Luther King decía: “No me preocupa tanto la gente mala, sino el espantoso silencio de la gente buena”.
Por eso es fundamental entender que decir derechos de los niños es sinónimo de deberes de los adultos.
Consecuencias
Según Los niños que trabajan, libro editado por Unicef y escrito por ilvio Feldman, Emilio García Méndez y Hege Araldsen, los trabajos que realizan los niños y las niñas tienen distinta significación.
Los afectan de manera dispar según sus edades, las tareas específicas de que se trate, las formas de inserción laboral, los riesgos a que se vean expuestos, la cantidad de horas de trabajo y el momento del día en que lo realicen, y los esfuerzos y las tensiones que suponen.
También incide la manera en que afectan la escolaridad, el grado en que inhiben las posibilidades de juego o la forma en que tienden a empobrecer los vínculos familiares y sociales.
Algunas de las principales consecuencias del trabajo en los niños son que acelera el proceso de su maduración, profundiza la desigualdad, los enfrenta tempranamente a un ambiente adulto.
Además, genera problemas de adaptación social, dependencia de fármacos, retraso en el crecimiento, agotamiento físico, exposición a abusos físicos y psíquicos, y otros problemas de salud.
La falta o pérdida de educación hará de ese niño un adulto en condiciones inferiores. Un estudio cualitativo sobre trabajo infantil realizado por el Instituto Internacional de Planeamiento de la Educación (IIPE) de la Unesco, entre alumnos de escuelas del Gran Buenos Aires, Mendoza y Rosario, con el apoyo de la Fundación Telefónica y Movistar, concluye que la problemática del trabajo infantil todavía es una discusión pendiente en las escuelas, lo que queda debidamente lasmado en la ausencia de estrategias para su abordaje.
También refleja las diferencias existentes en el rendimiento escolar de los chicos que trabajan, en comparación con los que no lo hacen: se percibe mayor ausentismo, deserción, falta de compromiso e incumplimiento de las tareas. Con respecto a la trayectoria laboral, la investigación señala que los niños comienzan a realizar tareas a cambio de dinero a partir de los 8 o 9 años, por lo que llegan a la adolescencia con una vasta carrera laboral.
En tanto, la escuela es vista como sinónimo de obligatoriedad más que como una institución donde se fortalecen la socialización y el aprendizaje.
“Tengo que hacer 30 pesos para irme a casa”, repite Esteban, que a su edad puede contar la plata, pero todavía no sabe leer. Ya repitió 2º grado y dice que le cuesta ir al colegio, porque se acuesta muy tarde y además, “es aburrido”.
Qué hace el Estado
El Programa Atención Chicos en Situación de Calle, que pertenece al Ministerio de Derechos Humanos y Sociales del GCBA, funciona todos días, las 24 horas. “Registramos 936 chicos que viven en la calle.
Nuestro circuito de ingreso es por la línea 108.
Somos responsables de los chicos que están absolutamente solos, sin ningún adulto a cargo. Los casos que tenemos sobre trabajo infantil los derivamos al Programa de Erradicación del Trabajo Infantil (PETI) del Consejo de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires –señala Carmen Salcedo, su coordinadora–.
Nos movemos por ranchadas, donde el chico pernocta, donde tiene sus códigos, su forma de desenvolverse. En una hay prostitución; en otra, trabajo infantil; en una tercera, robo. En la avenida 9 de Julio, por ejemplo, siempre nos llaman porque los chicos mendigan y los padres cartonean.”
La Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires aprobó, en 2002, la ley N° 937 de erradicación del trabajo infantil en la ciudad de Buenos Aires, cuyos principales objetivos son “la detección, prevención y erradicación del trabajo infantil, así como la atención de las niñas y los niños afectados por esta problemática, y de sus familias”.
De una dependencia a otra
El coordinador del PETI, línea 102 y Centro de Atención Transitoria, José Manuel Grima, expresa:
“Trabajamos con acciones positivas, buscando que se vuelva a la escuela, brindándoles asistencia en salud, becas. Depende cuál sea el derecho que está vulnerado, actuamos”. También menciona cómo se articulan con la línea 108. “Si hay una situación exclusivamente de trabajo, nos lo pasan a nosotros. Lo que hemos hecho con los chicos del Gran Buenos Aires (el mayor número de niños proviene del conurbano) es hacer derivaciones a la provincia de Buenos Aires, la Subsecretaría del Menor del Ministerio de Desarrollo Humano, y también a los municipios, a las direcciones de Infancia o de Acción Social, para que ellos hagan el trabajo territorial, visiten a las familias.”
La Comisión Nacional para la Erradicación del Trabajo Infantil (Conaeti) es un organismo multisectorial que tiene por objeto el diseño y la coordinación de una política nacional para su prevención y erradicación. Está integrada por representantes de la mayoría de los ministerios, el sector sindical, el sector empleador y la Iglesia Católica.
El trabajo infantil es una problemática social compleja que requiere el acuerdo y compromiso de diferentes actores para tener un criterio compartido y poder planificar acciones eficaces.
Para intervenir en forma directa en las provincias se crearon las Comisiones Provinciales de Erradicación del Trabajo Infantil (Copreti) en 19 distritos hasta el momento.
El Ministerio de Trabajo, con el Indec y la cooperación de la OIT lleva adelante la Encuesta de Niños, Niñas y Adolescentes (Eanna) en zonas rurales y urbanas. Relevaron a casi 6 millones de niños, niñas y adolescentes residentes y reflejos que el 6,5% de los chicos de entre 5 y 13 años trabaja, y en adolescentes de 14 a 17 años aumenta al 20,1 por ciento.
Las actividades más frecuentes son ayuda en negocios, recolección de papeles, venta en la vía pública y mandados o trámites. El 60,6% de los chicos que trabaja lo hace con sus padres; el 31,3%, por su cuenta, yel 6,1% tiene un patrón.
En los adolescentes es del 42,1%, 28,9% y 27,6%, respectivamente. En el ámbito rural, el fenómeno laboral se da más tempranamente.
Uno de cada cinco chicos de entre 5 y 13 años trabaja o trabajó alguna vez (20%). Respecto de la educación, uno de cada cuatro adolescentes trabajadores abandonó la escuela.
“Existe una política nacional frente al trabajo infantil que se ha instalado y afianzado con la creación de la Conaeti y las Copreti, basada en el abordaje regional y articulado de distintos actores sociales. Este marco institucional posibilitó concretar el diseño, en 2006, del Plan Nacional para la Erradicación del Trabajo Infantil, con acuerdo de la mayoría de las provincias –sostiene María Pilar Mendez Rey, presidenta de la Conaeti–. Consideramos que la magnitud que adquiere hoy el problema está directamente vinculada con la pobreza que impulsa a muchas familias a utilizar toda la fuerza laboral para la subsistencia. Pero también existen condicionantes culturales, como en el caso del trabajo infantil artístico, donde inciden valores que vinculan el trabajo con modelos sociales de éxito, o en el ámbito rural, donde se lo justifica como una forma de socialización de los niños y niñas.”
Nelly Mendoza, coordinadora de la Comisión Provincial para la Erradicación del Trabajo Infantil, afirma:
Desde la Policía de Trabajo podemos multar al empleador del niño, pero no proteger a esa familia o al chico. Trabajamos en el área urbana y rural con estrategias diferentes, mediante líneas de sensibilización, capacitación y concientización”.
La ignorancia también lleva a situaciones extremas: “En Otamendi, General Alvarado, para dar un ejemplo, se premió hace poco a una niña de 5 años como mejor cosechadora en el cultivo de arándanos”.
Invisible, pero real
Los niños, niñas y adolescentes que trabajan realizan una gama muy amplia de tareas. En sus formas más extremas, el trabajo infantil implica esclavitud, separación de la familia, exposición a graves riesgos y enfermedades, al abandono para valerse por sí mismos en grandes ciudades. Algunas formas de trabajo infantil son las tareas domésticas, la agricultura, o labores en basureros.
El sector rural es uno de los caracterizados como invisibles. Según la Unión Argentina de Trabajadores Rurales y Estibadores (Uatre), los niños se incorporan a una temprana edad, primero para cuestiones del mantenimiento del hogar. A los 6 o 7 años colaboran en la cosecha. A los 11 o 12 años aplican agroquímicos con mochila.
Donde existe una notoria visibilidad es entre los chicos cartoneros. El informe diagnóstico sobre trabajo infantil en la recuperación de residuos, realizado por la Organización Internacional de las Migraciones (OIM) y la Unicef, toma como base tres localidades urbanas: la ciudad de Buenos Aires, Moreno y Posadas. Cerca de la mitad de los recuperadores son niños, niñas y adolescentes.
En Buenos Aires, por ejemplo, de las 8762 personas relevadas, 4223 son nños. A su vez, más del 90% cartoneás de una vez por semana, con una carga mayor de 3 horas. El 58% de los chicos está en contacto con la basura desde hace más de dos años. Tantos números nos demuestran que hay que invertir en la infancia.
Por Florencia Saguier
De la Fundación Diario LA NACION
Datos de contacto
Comisión Nacional de Erradicación del Trabajo Infantil (Conaeti): 4310-5814/5813
Comisión Provincial Prevención y Erradicación del Trabajo Infantil (Copreti): 02966-430860/434613,
www.copreti.gov.ar
Asociación Conciencia: www.concienciadigital.com.ar

Fundación Pelota de Trapo: www.pelotadetrapo.org.ar
Colaboradores por los Niños y Adolescentes Trabajadores (Conatar): www.conatar.com.ar
Consejo de Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes: www.infanciayderechos.gov.ar
Línea 108 y 102: para consultas y denuncias

Fuente:
Domingo 19 de octubre de 2008 | Publicado en edición impresa
Todos contra el trabajo infantil
En marcha, una red conformada por el Estado y las empresas El ministro de Trabajo, Carlos Tomada, convocó a periodistas, muchos del interior, para hablar sobre la no naturalidad del trabajo infantil, en el último piso de  la sede del ministerio, Alem al 600. Es que para muchas familias, empresas y sectores, el  trabajo de los chicos es visto con buenos ojos. Ya sea porque las familias deben juntar tachos con uvas, por cada tacho les dan una ficha, cada ficha tiene un valor monetario; o porque los hijos arrean vacas junto a los padres o los ayudan a cosechar el algodón..., y sigue la lista con la caña de azúcar, la construcción, la minería, la pesca, el trabajo en la vía pública. Lo cierto es que la educación es un derecho y una obligación primaria para los chicos, pero muchas veces se deja de lado porque aporta un ingreso extra a la familia.
"Hoy, por primera vez, tenemos una ley que prohíbe el trabajo infantil para menores de 15 años, y pasará a menores de 16 en 2010, para el Bicentenario", dijo el ministro. Se trata de la ley 26.390 sobre la prohibición del trabajo infantil y la protección del trabajo adolescente. Aunque todavía no está reglamentada, esto sucederá en los próximos días.
¿A qué se llama trabajo infantil? Según un informe de la Comisión Nacional para la Erradicación del Trabajo Infantil (Conaeti), se trata de una problemática que vulnera los derecho de la niñez. Los chicos que trabajan sufren un desgaste psicofísico que deteriora sus capacidades y potencialidades; encuentran limitadas sus posibilidades de formación integral, y no desarrollan su educación en igualdad de oportunidades.
Firmas más involucradas
Hoy existe una red de empresas contra el trabajo infantil porque, como dice el ministro, "muchas veces el proveedor de la compañía es el que emplea a los chicos y no la empresa directamente". Entre 58 firmas involucradas están Adecco, Arcor, Andreani, Manpower, Sesa Internacional, Nobleza Piccardo, Cámara de Tabaco de Salta, Telefónica de Argentina, Bodegas Chandon, Cargill, Confederaciones Rurales Argentinas, Garbarino, General Motors, Peñaflor, Las Marías, Loma Negra, Nestlé, Pepsico, Sancor, Techint, Toyota, Sociedad Rural Argentina.
Como asesores, esta red tiene además a la OIT y Unicef. Su objetivo es trabajar de manera articulada entre el Ministerio de Trabajo y el sector empresarial, para debatir sobre la prevención y erradicación de esta problemática.
CONAETI - Comisión Nacional para la Erradicación del Trabajo
Conceptualización del trabajo infantil
Se entiende por trabajo infantil a toda actividad económica y/o estrategia de  supervivencia, remunerada o no, realizada por niñas y niños, por debajo de la edad mínima de admisión al empleo o trabajo, o que no han finalizado la escolaridad obligatoria o que no han cumplido los 18 años si se trata de trabajo peligroso.

Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social de la Nación
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CONAETI - Comisión Nacional para la Erradicación del Trabajo Página 1 de 1
Domingo | 22.08.1999
Clarín.com » Edición Domingo 22.08.1999 » Opinión » El trabajo de los menores de edad
EDITORIAL
El trabajo de los menores de edad
El desempleo y el deterioro de los ingresos en los hogares afectan, en forma  directa, a los menores de edad. Entre las principales consecuencias de ese  fenómeno se cuentan el deterioro de su vida escolar y, eventualmente, la necesidad de trabajar para contribuir al sostenimiento de la familia. La
legislación social elaborada a lo largo del siglo establece diversos derechos para los chicos, uno de los cuales es prohibir el trabajo infantil.
Paralelamente la ley establece la obligatoriedad de 10 años de asistencia a la escuela. Sin embargo, en un número elevado de casos, estas previsiones no tienen cumplimiento efectivo porque los hogares de los menores no tienen medios para enviarlos a la escuela, porque la escuela no tiene presupuesto suficiente para darles de comer o, peor aún, los chicos salen a trabajar. Según una evaluación del INDEC, realizada en base a la Encuesta Permanente de Hogares, casi 100.000 chicos de 9 a 14 años trabajan, en contradicción con las disposiciones vigentes pero, sin duda, en sintonía con  sus necesidades reales de supervivencia. La encuesta detectó, incluso, un elevado número de chicos que declara buscar trabajo sin encontrarlo, por lo que están conceptuados como desocupados. El trabajo infantil, además de ser un indicador de deterioro de la situación social, implica un cercenamiento de las posibilidades de estudio, de juego y de progreso futuro de los chicos. El Estado tiene la responsabilidad, en primer lugar, de realizar los controles pertinentes para detectar y sancionar lo que constituye un ilícito laboral. Pero es evidente que el problema citado no se debe a un déficit de regulación y control, sino al empobrecimiento de los hogares, que sólo se aliviará en la medida en que mejore el mercado de trabajo de los adultos.

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